El tratamiento para la obesidad implica un profundo cambio en el estilo de vida, una combinación de dieta, actividad física y actitud positiva.
La idea final es generar cambios sobre los adipocitos, las hormonas intestinales, la energía, el apetito y las respuestas cerebrales que hacen posible que la pérdida de peso se mantenga en el tiempo.
¿Quieres saber cuál es el mejor tratamiento para la obesidad? Sigue leyendo.
Obesidad: el origen
La regulación del peso corporal es un complejo proceso que involucra múltiples vías del metabolismo y el sistema nervioso. Mantener el peso corporal requiere un balance entre la energía ingerida y la energía gastada.
Un balance energético positivo aparece cuando la energía consumida excede el gasto de energía durante un período de tiempo sostenido y da como resultado el almacenamiento del exceso de calorías, en forma de grasa, en el tejido adiposo.
El exceso de energía consumida conduce al sobrepeso y luego se agrava con la obesidad.
Diagnóstico y tipos de obesidad
Existen diversas clasificaciones de la obesidad. La más común y utilizada es la clasificación de acuerdo al índice de masa corporal (IMC) que propone la OMS.
Clasificación | IMC | Riesgo de comorbilidades |
Sobrepeso | 25 – 29,9 Kg/m2 | Levemente aumentado |
Obesidad grado I | 30 – 34,9 Kg/m2 | Moderado |
Obesidad grado II | 35 – 39,9 Kg/m2 | Severo |
Obesidad grado III | > 40 Kg/m2 | Muy severo |
Frecuentemente se utiliza el IMC para diagnosticar la obesidad por su facilidad y el mínimo de requerimientos: la estatura y el peso.
El problema de este método es que no diferencia entre masa grasa y masa libre de grasa, no mide los cambios que se producen en la grasa corporal con la edad y el entrenamiento físico ni las diferencias en los grupos étnicos.
Por ello se suma la circunferencia de cintura como parámetro para el diagnóstico. Una medida relativamente simple que evalúa la adiposidad central. Los rangos de la obesidad abdominal se clasifican:
Sexo | Zona de alerta | Nivel de acción |
Hombres | > 94 cm | > 102 cm |
Mujeres | > 80 cm | > 88 cm |
La relevancia de esta medida se debe a que la distribución anatómica de la grasa permite determinar el riesgo que ésta tiene para la salud. Cuando se acumula a nivel tronco-abdominal se asocia a un elevado riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Adicionalmente tenemos el % de grasa corporal como otro indicador para el diagnóstico de esta enfermedad. Los métodos para determinarla son diversos, pero el más utilizado es la impedancia.
El diagnóstico de obesidad según el % de grasa es > 25% para los hombres y > 30% para las mujeres.
Obesidad sarcopénica
La sarcopenia define la pérdida de masa muscular esquelética, de la fuerza y de la inervación de las unidades motoras, como un proceso asociado al envejecimiento, al desuso (inmovilidad o inactividad física) o enfermedad y malnutrición.
Se sabe que la masa muscular disminuye aproximadamente 6% cada década después de la mediana edad y que la disminución de la fuerza muscular se debe principalmente a la pérdida de este importante componente del cuerpo.
De igual manera, la sarcopenia se asocia con la resistencia a la insulina. A su vez, la diabetes tipo 2 se asocia con mayor riesgo de sarcopenia.
Aunado al cuadro de sarcopenia tenemos que la obesidad en los adultos mayores y de mediana edad se ha duplicado desde 1980 y continúa en aumento. Entre los cambios en la composición corporal del adulto mayor destaca el incremento de la masa grasa sin modificar el IMC.
Estamos ante una compleja interacción de mecanismos hormonales y metabólicos que crean un círculo vicioso entre la acumulación de grasa ectópica que induce inflamación y a su vez contribuye a la pérdida de músculo. Proceso mejor conocido como obesidad sarcopénica.
¿Cuál es el tratamiento de la obesidad?
Debes saber que los objetivos de pérdida de peso para tratar la obesidad están enfocados en eliminar las comorbilidades asociadas a la enfermedad. Es decir, los objetivos en los cambios no se centran en que llegues a un objetivo de peso, por el contrario, se centra en generar una pérdida de peso gradual de entre el 5 a 10% del peso.
A medida que incrementa la gravedad de la obesidad, el tratamiento se hace más complejo, involucrando fármacos e incluso cirugía invasiva con reducción del tamaño estomacal y la longitud del intestino (bariátrica).
Sin embargo, todos los tratamientos de la obesidad se basan en el mismo principio: lograr un balance energético negativo, un déficit calórico.
¿Qué tratamientos existen para la obesidad?
Te exponemos las alternativas posibles para el tratamiento de la obesidad. Nos basaremos en aquellas que implican cambios en el estilo de vida.
Cambia tu plato
La primera línea de tratamiento de la obesidad involucra reducción calórica y modificación en los hábitos de alimentación.
La restricción energética oscila entre 500 a 1000 kcal/ día con relación a tu ingesta habitual. Primero es necesario hacer un registro detallado de tu ingesta de alimentos, estimar las calorías consumidas para posteriormente realizar la restricción.
Para la distribución de los macronutrientes se han propuesto diversas dietas, aunque los resultados son poco concluyentes para recomendar un método sobre otro. Las más populares son:
- Dieta cetogénica
- Dieta paleo
- Dieta Atkins
- Dietas de bajo índice glucémico.
Vale mencionar que las bajas en carbohidratos son muy populares por generar una pérdida de peso significativa los primeros 6 meses, pero a largo plazo, 12 meses, no tienen ningún efecto superior. De igual forma, realizar dietas extremas conlleva a su abandono y al fracaso de la intervención.
Lo más importante es que realices modificaciones en los hábitos de alimentación que puedan ser mantenidos en el tiempo:
- Incluye alimentos con baja densidad calórica como vegetales y frutas en todas las comidas.
- Ajusta el tamaño de las porciones a tus necesidades calóricas.
- Asegura un adecuado aporte de proteína, suficiente para minimizar la pérdida de masa corporal. Entre 1 a 1,5 gramos.
- Incluye alimentos fuente de grasa de alta calidad nutricional, ricos en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
La combinación de estos cambios de hábitos se traduce en una alimentación más saciante a la vez que consumes menos calorías.
Las proteínas contribuyen a una pérdida de peso saludable
Independientemente de la cantidad de restricción calórica, la cantidad de proteína debe ser suficiente para minimizar la pérdida de masa muscular.
Un estudio realizado en sujetos con sobrepeso y obesidad comparó el efecto de la dieta normocalórica con un aporte de 1,4 y 0,8 gramos/kg de proteína respectivamente. El resultado fue una leve pérdida de peso en ambos grupos con una preservación de la masa magra solo en el grupo rico en proteínas.
Una estrategia de alimentación importante para preservar la masa muscular durante un plan de restricción calórica, además de promover la saciedad y elevar el gasto energético.
En el caso de los adultos mayores con obesidad sarcopénica resulta necesario aumentar la ingesta de proteínas para conservar la masa muscular, así como mejorar los perfiles lipídicos y de glucosa.
La suplementación con 35 gramos de proteína de suero en un grupo de mujeres con obesidad sarcopénica en combinación con un plan de entrenamiento de fuerza durante 12 semanas mejoró los niveles de sarcopenia y disminuyó la masa grasa.
Se sabe que la proteína de suero de leche estimula mejor la síntesis de la proteína miofibrilares en personas con sobrepeso y obesidad. Esta cualidad se debe a su elevada proporción de leucina que activa la síntesis de proteínas luego de las comidas y presenta efectos beneficiosos para la conservación de la masa muscular.
El movimiento es clave para tratar la obesidad
Los estudios prospectivos han demostrado que la actividad física vigorosa practicada de forma regular se asocia a un menor incremento del peso corporal a lo largo del tiempo tanto en niños como en adultos.
En un registro nacional de 3000 sujetos que habían perdido 30 kg durante más de 5 años se encontró que solo el 9% no hacía ejercicio, mientras que el promedio de las personas hacía ejercicio al menos una hora al día.
El ejercicio por sí solo no es suficiente para inducir la pérdida de peso en una persona obesa, tan solo puede generar pérdida de 2 a 3 kg de grasa, aunque son incuestionables sus beneficios a nivel cardiovascular, metabólicos, de composición corporal y de salud en general.
Para que generes una pérdida de peso saludable y la mantengas en el tiempo es necesario que te apegues a un plan de entrenamiento.
Incluye ejercicios de fortalecimiento y de equilibrio, ayudará a reducir caídas, mejorar la movilidad de tu cuerpo y sentir tu cuerpo mucho más activo en este proceso de cambio.
En cuanto a la obesidad sarcopénica, el ejercicio de resistencia ha demostrado dar excelentes resultados en cuanto a la ganancia de masa muscular y el rendimiento físico.
Lo ideal sería una intervención integral que combine diferentes tipos de ejercicio, en particular el entrenamiento de resistencia y el entrenamiento aeróbico, así como el ejercicio individualizado para reducir cualquier riesgo.
Muévete
La actividad física engloba todos los movimientos realizados con tus músculos que exija un gasto energético. Es diferente del ejercicio, una variante de la actividad física, que es planificada, estructurada y tiene objetivos específicos.
Cuando te mueves generas un efecto conocido como termogénesis de la actividad. Como dato curioso, durante los últimos cien años ha habido una drástica reducción de la movilidad con la televisión, los automóviles y los entornos laborales cambiantes, esto ha reducido la termogénesis de actividad de una persona en al menos 500 a 1000 kcal.
¿Quieres estimular la pérdida de peso? ¡Muévete!
Camina mientras haces una videollamada, usa las escaleras en lugar del ascensor, estaciona lo más lejos posible de la entrada, sal a caminar en lugar de ver televisión. Incluso en el más descabellado de los escenarios, usa el ordenador o tu móvil mientras caminas en una cinta de correr.
Cambia tu comportamiento
El tratamiento de la obesidad engloba un amplio espectro de acciones. Las técnicas de la modificación de la conducta pueden ser una herramienta útil para mantener este proceso a lo largo del tiempo. Las acciones incluyen:
- Registro de ingesta de alimentos, cantidad y lugar donde realizas las comidas.
- Reconocer las situaciones que inducen a comer
- Examinar el estilo de vida, la personalidad y esos estímulos controladores que te pueden atacar
El objetivo de este enfoque es empoderarte para que reconozcas las situaciones donde sientes el estímulo de comer fuera del plan de alimentación; así podrás elegir actividades diferentes.
Cambia tu entorno
El apoyo para realizar elecciones saludables es una parte importante en el tratamiento de la obesidad. Por este motivo, es necesario que te rodees de una comunidad que te apoye y contribuya a que tomes las mejores decisiones respecto a tu alimentación y actividad física.
Si bien no puedes cambiar a tu familia, puedes involucrarla en el proceso. Al educarla sobre la enfermedad que tienes y hacerla participar activamente notarás que el proceso se hace más sencillo.
Únete a un grupo que promueva un estilo de vida saludable. Desde los gimnasios, las disciplinas deportivas, los grupos de apoyo o un grupo online son excelentes alternativas para encontrar personas motivadas y con objetivos similares a los tuyo.
En la Tribu Back To Human encontrarás un espacio de comprensión, donde podrás resolver todas tus dudas sobre alimentación saludable y ejercicio físico, con la guía de profesionales de la salud que se basan en la ciencia. Adicionalmente, conseguirás una variedad de alimentos reales que te serán de utilidad en tu proceso de cambio.
¿Quién trata la obesidad?
El tratamiento de la obesidad requiere un equipo multidisciplinario que involucra médicos, nutricionistas, fisioterapeutas y psicólogos especializados en el manejo de la obesidad.
¿Por qué debe ser así? Porque para tratar a la obesidad y realizar una intervención exitosa es necesario generar un cambio en múltiples aspectos de la vida
¡Qué mejor forma de lograrlo que con el apoyo de especialistas relacionados directamente con la enfermedad!
La intervención de cada uno de ellos se realiza a través de un plan personalizado que respete tus gustos personales y sea compatible con tus objetivos.
En resumen
La obesidad es una enfermedad que requiere un proceso de cambio de hábitos en distintos aspectos de la vida que abarca alimentación, movimiento y psicología.
Nota que es un proceso. Dependiendo de tu grado de obesidad te puede tomar mucho tiempo alcanzar un peso saludable que minimice sus efectos adversos. Aun así vale la pena iniciarlo para mejorar tu salud y tener una mayor calidad de vida.